Legado Ronald Modra
Breve Expresión

Es muy difícil para mí expresar todo lo que Don Ronald significó en mi vida, lo conocí el año 2000, cuando iba en busca de buenos suplementos para mis objetivos deportivos. Había visitado muchas empresas y locales de suplementos pero en mi recorrido no había encontrado nadie que tuviera los conocimientos y los productos que necesitaba. Apenas llegué a su local pedí si podía hablar con el encargado; por supuesto, fue la respuesta para mi sorpresa, y viene Don Ronald a conversar. Al instante sentí su presencia agradable y esa paz y confianza que proyectaba. “¡Ud. entrenar mucho!”, me dijo, me sonreí y le dije sí, luego seguimos la conversación con traductora, me preguntó si sabía qué suplementos debía usar, y cómo usarlos, sí contesté, me gusta el tema y he aprendido a través de artículos en revistas y libros, me dijo que tenía un gran potencial para powerlifting o como fisicoculturista.

Era la primera persona que me alentaba con tales comentarios, y justo en el momento que mi entorno casi me convence de dejarlo. Seguí visitando su local, y comencé a asistir a todas sus charlas sobre salud y nutrición. Muchas veces nos quedábamos conversando del deporte, unos de los temas que más le apasionaban, luego lo acompañé promocionando sus productos en muchas Expos de Salud en Santiago, también algunos campeonatos de físico culturismo que él apoyaba.

Con el tiempo el decidió ayudarme porque estaba seguro que sería campeón de físico culturismo. En esos tiempos llegué a creer que él confiaba más en mí que yo mismo. El tiempo fue dándole cada vez más la razón, o era esa cualidad de motivar que tenía, en fin. Luego nos fuimos haciendo amigos, recuerdo que cada cierto tiempo, si no me aparecía, le pedía a su hija Ruth que me llamara para saber como estaba, y de vez en cuando íbamos a comer a un tenedor libre, siempre de forma muy agradable y divertida.

La única vez te hubo un distanciamiento entre nosotros fue cuando comencé a salir con su hija Ruth, sin embargo, cuando nos reunimos a conversar sobre ello, se relajó al ver mis buenas y sinceras intenciones, pero dijo que, el tiempo diría todo. Tres años después con gusto accedió a darnos su bendición y él mismo casarnos, razón por la cual fue aún mayor nuestro gozo, luego nos unimos aún más como familia (los Modra y Carrasco). En forma muy especial con los Modra (Ronald, Vera, Nadia y Ruth), los días domingo, junto a otros amigos y lectores del diario nos reuníamos para estudiar la Biblia, este suceso era uno de los favoritos de Don Ronald.

Me siento increíblemente bendecido por haber conocido a Don Ronald, en muchas formas, como consejero, profesor, amigo, suegro. Esto último para mi alegría fue como ser un hijo, el día en que nos casó dijo; “¡no he perdido a una hija, mas bien gané un hijo!” Gracias a Dios en su pasar por este mundo pude decirle gracias por todo, cada vez que pude. Sé que levantó y ayudó a muchas personas de forma personal o a través de El Guardián de la Salud. Solo nos queda dar; ¡Gracias a Dios por haber puesto en nuestros caminos a un hombre de tan grande, noble y buen corazón!

Gonzalo Carrasco
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