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Legado Ronald Modra

Política

Por Ronald Modra R.



Cuando usted cava en lo profundo de las políticas globales de hoy, descubre que muy poco ocurre por accidente. El rumbo general actual de las naciones está planificado con mucha antelación y si desea ver hacia el futuro, también debe ser capaz de ver hacia el pasado. Esto nos permite fijar dos puntos que son reales y de ahí trazar una línea recta, o una curva continua, que marcará el objetivo o la meta correcta que los líderes mundiales están planificando.

Quedan expuestos así sus planes globales, al igual que muchas de sus otras citas y acciones, durante los pasados 10-20 años.

En 1992, durante la reunión Bilderberg realizada en Evian-les-Bains en Francia, Henry Kissinger anunció lo siguiente a las elites reunidas allí, incluyendo a su jefe Evelyn de Rothchild, a los Rockefeller y a todos aquellos que nunca dejaron de acudir a la cita cuando se les convocaba, en la forma de una invitación. Y les dijo: “Hoy, si las tropas de las Naciones Unidas ingresaran a una ciudad estadounidense a restaurar el orden, Estados Unidos se enfurecería, pero mañana estaría agradecido. Esto tendría especial connotación si les dijéramos que están bajo algún tipo de amenaza externa, sea ésta real o inventada, que se dice nos amenaza a todos. Es en ese instante que ellos suplicarán a los líderes del mundo, nosotros, que los liberemos de ese mal. A lo único que ellos le temen es a lo desconocido. Cuando se lo mostremos, gustosos darán todo en retribución de una garantía de seguridad, proveniente de un gobierno mundial.”

Esto fue reporteado, pero desde entonces los medios de comunicación han sido mejor controlados, y ningún detalle de la reunión de Bilderberg o del Club de Roma, ni de ninguna otra reunión política de alto nivel, puede darse a conocer en la actualidad, a no ser que el informe sea especialmente preparado para el público. Mientras el Nuevo Orden Mundial se acerca, no será de conocimiento público cómo se pondrá en operación.

Hoy podemos ver la intención de ese discurso de Kissinger y hacia donde apuntaba. Era una alerta temprana del 11 de Septiembre, y de los eventos a partir de entonces. No podemos creer que las cosas que ocurren en la política no sean planificadas.

Si se permitiera que todo resultara de acuerdo a las necesidades de la gente, con políticos sirviendo a estas necesidades y no a un programa determinado, la composición de los gobiernos más grandes sería bastante diferente. No seríamos gobernados por la influencia de grandes sectores financieros, sino por aquellos grupos de defensa de los derechos civiles, que por lo general poseen representación popular. Generalmente a estos grupos se les permite asistir a la reunión de las 5 de la tarde, pero las reuniones que se realizan más tarde, a puertas cerradas, son desconocidas para los representantes de la gente. La reunión que se realiza temprano, es informada cuidadosamente por un editor seleccionado que debe esperar instrucciones, porque mucho de lo que se informa a la gente, no es aceptable para aquellos que ostentan el poder sobre el Congreso y que podría desmoronar la agenda predeterminada. Una elite pequeña ha decidido en qué dirección la gente debe aceptar marchar.

Si la gente está conciente de esto o está intranquila, la elite hace algo para convencerla que no existe otra opción.

Como dijo Kissinger, y él es sólo un vocero para hermanos más grandes en este ‘juego de protección’: “Nos rogarán que los libremos del mal.”

Hace 15 años, un tipo muy engreído que trabajaba para el Fondo Financiero Mundial, me dijo: “Ya no necesitamos matar para ganar guerras y controlar a la gente. Matar en un campo de batalla es crudo y poco sofisticado. Ahora tenemos los medios para lograr todo esto sin ir a la guerra y sin el conocimiento de la gente.”

Ahí estaba un hombre, que parecía ser un representante de grandes intereses financieros, absolutamente al más alto nivel en ese momento, y decía las mismas cosas que podríamos haber esperado escuchar de una versión moderna de los escritores Krusher o Aldous Huxley.

Veinte años antes, dirigiéndose a la Escuela de Medicina de California en 1961, Huxley dijo: “Durante la próxima generación habrá un método farmacológico para hacer que las personas amen su servidumbre y para producir dictaduras sin lágrimas, por así decirlo. Esto producirá una especie de campo de concentración indoloro para sociedades completas, y la gente se verá privada de sus libertades sin saberlo, pero parecerán disfrutarlo. Distraerán su atención de cualquier deseo de rebelión, mediante una cuidadosa propaganda que les lavará el cerebro, o la combinarán con métodos farmacológicos. Y esta será la revolución final.”

Por supuesto que Aldous Huxley era un poco más transparente en ese entonces. Hoy en día no se atrevería a repetirlo públicamente porque su trabajo es mucho más avanzado en el área del lavado de cerebro masivo, y hemos llegado al momento exacto al que se refería.

En aquellos días para estos pioneros del “Valiente mundo nuevo”, deconstruir las antiguas tradiciones era una aventura para la mayoría de ellos. Hoy, es mortalmente serio y muchos de ellos que quisieran poder revertir el daño que se va a producir con la Tercera Guerra Mundial, se encuentran incapacitados para controlar lo que se ha convertido en un tren fuera de control y sin frenos, y desconocen hacia donde se dirige en realidad, pero de todas formas nunca tuvieron el control, y estarían sorprendidos si alguna vez se les dijera.

Siempre un pequeño grupo de elites se beneficia financiando a ambos lados y reconstruyendo las sociedades aplastadas, pero están cavando cuidadosamente los bunkers donde no se les verá por un tiempo.

Desafortunadamente para ellos, algunos podemos verlos muy claramente, y lo saben.

Vivimos tiempos interesantes y esos tiempos pueden ser peligrosos si no estamos concientes de la jornada que tenemos por delante.

Afortunadamente, no tenemos que permanecer ignorantes.

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